Las adicciones —a sustancias o conductas como el juego online— se sostienen en algo más profundo que el “consumo por placer”. Factores emocionales, traumas no resueltos, presiones sociales o carencias afectivas pueden alimentar la dependencia. Por eso el tratamiento psicológico de las adicciones precisa ir más allá de prohibir la sustancia o conducta: debe comprender a la persona en su totalidad.
A continuación, contrastamos el enfoque convencional que se aplica en muchos servicios de salud con el método integral que empleamos en Clínica Danái, para que comprendas las diferencias y valores qué intervención se ajusta mejor a tus necesidades.
1. Terapia convencional: enfoque centrado en el síntoma
Aspecto | Procedimiento habitual |
Objetivo principal | Reducción o abstinencia del consumo lo antes posible. |
Evaluación | Historial de consumo, cuestionarios estandarizados y firma de contrato de abstinencia. |
Intervención | Técnicas cognitivo‑conductuales (identificación de disparadores, control de estímulos, prevención de recaídas). |
Herramientas típicas | Registro de consumos, grupos de apoyo, pautas de autocontrol, farmacoterapia si procede. |
Seguimiento | Revisiones periódicas con foco en la cantidad y frecuencia de consumo. |
Este modelo ofrece resultados sólidos cuando la motivación es alta y el entorno apoya la abstinencia, pero puede quedarse corto si no se abordan las raíces emocionales o contextuales que empujan a la adicción.
2. Método integral de Clínica Danái: más allá del síntoma
En Clínica Danái partimos de la premisa de que el comportamiento adictivo es un árbol que nos impide ver el bosque. ¿Cuántas veces sólo se han fijado en esa característica nuestra?
El consumo puede cubrirnos una necesidad (calmar ansiedad, llenar vacío emocional, escapar de pensamientos dolorosos) o es nuestra forma de relacionarnos con el mundo que nos rodea. Y, sin embargo, somos MUCHO MÁS que eso. Nuestra forma de trabajar engloba todo esto y siempre hacemos lo siguiente:
Escucha activa y alianza terapéutica
Sesiones iniciales centradas en comprender la historia personal, los traumas y los factores de estrés actuales.
Ambiente libre de juicios para que el paciente comparta miedos y recaídas sin culpa. Aquí no se riñe, no estamos para eso.
Terapia emocional profunda
Trabajo sobre la regulación y expresión de emociones: identificar rabia, tristeza o ansiedad que subyacen al impulso de consumo. Y, sobre todo, entender que tienen un sentido.
Técnicas de validación, autocuidado y desarrollo de estrategias alternativas para manejar el malestar.
Intervención sistémica y de apoyo social
Ver las redes de apoyo o, generarlas en el caso de que no se dispongan de ellas. Entender nuestro mundo relacional como un sistema.
Refuerzo de actividades gratificantes (deporte, arte, voluntariado) para construir una vida con sentido más allá del consumo.
Diferencia clave: mientras la terapia convencional se orienta a “poner freno” al consumo, el enfoque integral busca entender para qué y por qué la persona recurre a la sustancia o conducta y ofrecerle recursos emocionales para mejorar su vida.
3. Pasos de una intervención integral
Evaluación multidimensional
Consumo actual y pasado, detonantes emocionales, red de apoyo, áreas vitales afectadas.
Definición de objetivos compartidos
Abstinencia completa o reducción paulatina, incremento de bienestar y autonomía.
Intervención combinada
Terapia sistémica, englobando: herramientas individuales + trabajo emocional + fortalecimiento de la red social.
Prevención de recaídas personalizada
Identificación de señales tempranas y plan de acción con técnicas distintas a las habituales.
Seguimiento flexible
Sesiones espaciadas según evolución, con posibilidad de ajustes si aparecen nuevos desafíos.
4. Herramientas prácticas que ambos modelos comparten
Registro de pensamientos y consumos para detectar patrones.
Plan de actividades placenteras que sustituyan el tiempo dedicado a la adicción.
5. ¿Qué enfoque elegir?
Terapia convencional puede ser suficiente para consumos menos arraigados o cuando la motivación es elevada y el entorno es favorable.
Método integral resulta recomendable si el consumo es muy persistente, existen traumas previos, emociones intensas no resueltas, recaídas habituales o falta de red de apoyo.
Lo importante es no posponer la búsqueda de ayuda: cuanto antes se inicie el tratamiento, mayores serán las probabilidades de éxito y menor el impacto en la salud física, emocional y relacional.
Conclusión
Superar una adicción implica más que controlar la sustancia o la conducta; requiere comprender las causas personales, emocionales y sociales que la sostienen. Comparar un enfoque convencional con un método integral —como el de Clínica Danái— permite elegir la ruta terapéutica que mejor se ajuste a cada persona. Si sientes que el consumo o un hábito compulsivo domina tu vida, dar el primer paso y solicitar ayuda psicológica puede marcar la diferencia entre seguir atrapado y recuperar la libertad y el bienestar.
Daniel Suárez Castro
Dr. en Psicología Clínica y Psicólogo General Sanitario - Director de Clínica Danái
Número de colegiado: O-03548
Psicólogo clínico en Oviedo con enfoque sistémico: trabajo con niños, adolescentes, adultos, parejas y familias. Compagino la práctica clínica con la docencia universitaria y la investigación para ofrecer intervenciones basadas en evidencia y adaptadas a cada contexto familiar y escolar.












