¿Por qué hablar de resiliencia familiar ahora?
El apagón nacional del 28 de abril de 2025 nos recordó lo vulnerables que somos cuando la rutina se detiene de golpe. Luz, conexión 5G, ascensores… todo quedó en pausa durante horas. Las familias más resilientes —aquellas que se adaptan, colaboran y mantienen la calma— sufrieron menos estrés y se recuperaron antes. La buena noticia: la resiliencia se aprende. Practicando cinco hábitos cotidianos puedes blindar a tu familia frente a futuros imprevistos, desde cortes eléctricos hasta cambios laborales o mudanzas inesperadas.
Hábito 1: Comunicación abierta y diaria
- Mini “check-in” de 10 minutos al final del día para preguntar: ¿cómo estás?
- Escucha activa: sin móviles, sin juicio, con preguntas (no sermones).
- Valida emociones: “Entiendo que te sintieras nervioso cuando se apagó todo”.
Por qué protege
La información fluye, se detectan preocupaciones a tiempo y nadie se siente solo en la tormenta.
Hábito 2: Roles flexibles y cooperación
En una crisis cada uno puede asumir tareas distintas a las habituales (buscar linternas, entretener a los niños, revisar al abuelo). Practícalo también en la vida diaria:
- Intercambiad tareas domésticas una vez por semana.
- Que los niños participen (poner mesa, regar plantas).
- Reconoce el esfuerzo ajeno con un gracias explícito.
Por qué protege
Reduce la sobrecarga de un solo miembro y refuerza la sensación de equipo: “si tú caes, yo sostengo”.
Hábito 3: Planificación conjunta de emergencias
- Kit familiar: linterna, pilas, batería externa, botiquín, agua.
- Plan claro: números de emergencia, punto de encuentro si se corta la comunicación.
Por qué protege
Disminuye la ansiedad ante lo desconocido y convierte la preparación en un juego que empodera, en lugar de asustar.
Hábito 4: Rutinas de bienestar compartido
- Actividad física en familia (paseo, bici, juego de mesa activo).
- Espacios sin pantallas (desayuno, cena o la primera hora tras el apagón).
- Pequeños rituales positivos: “viernes de película”, “domingo de tortilla”.
Por qué protege
Construye un “colchón emocional” de buen humor y conexión que amortigua el impacto de cualquier contratiempo.
Hábito 5: Red de apoyo externa y pedir ayuda a tiempo
- Mantén contacto con vecinos, familiares y amigos: un simple mensaje al mes mantiene el lazo vivo.
- Comparte recursos: “Si te falta cargador, tengo uno”.
- Normaliza buscar ayuda profesional: acudir al psicólogo es autocuidado, no fracaso.
Por qué protege
Amplía los recursos disponibles y evita que la familia se quede aislada bajo presión.
7 señales de que la resiliencia está fallando
| Señal | Tiempo de alerta |
|---|---|
| Discusiones diarias intensas | 2 semanas |
| Insomnio o dolores físicos por estrés en varios miembros | 2-3 semanas |
| Evitación de hablar del problema (“como si no existiera”) | 1 mes |
| Sensación de agotamiento permanente en el cuidador principal | 1 mes |
Si reconoces dos o más señales, un profesional puede ayudaros a reajustar dinámicas antes de que el malestar se cronifique.
Conclusión – Tu familia, tu mejor refugio
Los imprevistos seguirán ocurriendo; la clave es cómo os preparáis y cómo respondéis juntos. Practicar estos hábitos no requiere grandes cambios, solo constancia y voluntad de cuidarse mutuamente.
¿Necesitas orientación extra?
En Clínica Danái (Oviedo) acompañamos a familias a fortalecer su resiliencia con terapia sistémica y dinámicas prácticas. Reserva tu primera cita y construyamos juntos un hogar capaz de afrontar cualquier apagón… o lo que venga.
Daniel Suárez Castro
Dr. en Psicología Clínica y Psicólogo General Sanitario - Director de Clínica Danái
Número de colegiado: O-03548
Psicólogo clínico en Oviedo con enfoque sistémico: trabajo con niños, adolescentes, adultos, parejas y familias. Compagino la práctica clínica con la docencia universitaria y la investigación para ofrecer intervenciones basadas en evidencia y adaptadas a cada contexto familiar y escolar.












